Arcangel



Un mendigo golpeo mi puerta, no pedía nada de dinero, solo un poco de comida.
Lo dejé esperando afuera mientras cargaba con algo de la heladera, una bandejita descartable, esa con la que había venido el pollo la noche anterior.  Se lo di y él lo devoró ahí mismo, sujetando con sus dos manos la bandeja de plástico hundiendo la cara en la comida como un animal, me quedé espantada mirándolo comer, tragaba mientras masticaba, era algo horrible. Me miró por encima de las cejas sin sacar la cara de la bandeja, y se dio cuenta que yo todavía estaba ahí. No le dio vergüenza, pero se sorprendió al verme, separó la cara de la comida y se pasó la mano por la barba mugrienta llena de salsa. Se puso nervioso, pensé que no sabía como agradecer, o lo incomodaba que lo mirase con tal repulsión. Tragó un pedazo de pollo, que parecía atorársele en la garganta y dijo, eeeeeh ¡Estas embarazada! Y se fue.

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