Despertar

Abrió los ojos y no podía ver nada, se asustó, exaltado se sentó en la cama y se tomó la cabeza con las manos, pensó que tal vez la habitación estaba demasiado oscura y buscó con su mano el velador en la mesa de luz, con mucho cuidado de no tirarlo antes de poder encenderlo. Cubrió muy despacio cada centímetro de la mesa de luz con sus dedos, sintiendo solo el barniz de la madera contra su mano, hasta que comprendió que la estancia, el sol naciendo iluminando todo el campo y los caballos ensillados listos para cabalgar, no eran recuerdo si no parte de su sueño y súbitamente recordó, que no existía un velador sobre la mesa de luz.  Se vistió con pena, tomó su bastón blanco y salió.

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