Dilema de familia

Cenaron en silencio, ella levantó la mesa sin cruzarle la mirada, dispuso los platos en la cocina para lavarlos y se volvió hacia él decidida, sin poder guardarse más nada en su interior.
 -         ¿Quién le va a decir a Carlos?
         Yo no puedo, lo mejor va a ser no decirle nada.
 -         El tiene derecho a saber.
 -         Pero no es nuestra obligación decirle, para que carajo tiene un hijo médico, que le diga él.
 -         Pero vos lo viste al pobre chico, desde que hablo con el oncólogo que no lo puede mirar a la cara al padre.
 -         Tanta facultad de medicina y no le puede decir a un tipo que se va a morir.
 -         Vos sabés bien porque Fabián se fue de la casa, y ahora carga con la culpa de que el padre se le muere.
 -         Yo no tengo la culpa de que sea puto, que se haga cargo él.
 -         Pero es tu sobrino, dale una mano, por dios.
 -         Yo a Carlos no le puedo decir , “mirá, tenés un tumor en la cabeza y en cualquier momento te morís”, no puedo.
 -         Tanto renegaste de tener un sobrino maricón, y mirate ahora,  pidiendo que tenga los huevos que a vos te faltan.
 -         ¡Basta Clara!, no me rompas más las pelotas, que se muera cuando se tenga que morir y punto. 

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